- Eso significa una prima del 12% sobre el precio medio de cotización.
- Los mejor situados son los fondos Starwood y Algonquin, sobre todo el primero que ya hizo una operación con Atlantica.
- Por detrás, quedarían otros dos fondos: Blackrock y Brookfield.
- Santiago Seage permanecería al frente de la compañía.
- Y el dinero será utilizado para reducir la deuda, una desinversión clave incluida en el pacto con los acreedores.
Abengoa, ahora sí, se despeja su futuro pues está ultimando la venta de
Atlantica Yield, su
joya de la corona, por 900 millones de dólares. Eso significa una prima del 12% sobre el precio medio de cotización, aunque el abanico está entre el 8% y el 14%.
Recuerden que Abengoa es dueña del
41,5% de Atlantica Yield, que desde 2013 agrupa sus mejores activos (plantas termosolares de España y EEUU, desaladoras y líneas eléctricas). Esta filial cotiza en el Nasdaq donde vale unos 2.000 millones de dólares, por lo que la participación de la ingeniería que preside
Gonzalo Urquijo tiene un valor de unos 800 millones.
Un poco de contexto.
Con los buenos resultados del primer trimestre presentados el pasado mayo, Abengoa demostró que estaba
lista para el despegue y que tenía los ojos puestos en Atlantica Yield. Unos días después, fue la filial americana la que dio a conocer sus cuentas trimestrales,
poniéndose más a tiro para la venta.
Dicho proceso arrancó con ocho fondos como posibles compradores. Ahora, en su recta final quedan cuatro norteamericanos en la puja: los mejor situados son el fondo estadounidense
Starwood y el canadiense
Algonquin, sobre todo el primero porque ya hizo una operación con Atlantica. Por detrás, quedarían otros dos fondos: el estadounidense
Blackrock y el canadiense
Brookfield.
Santiago Seage, que dejó su puesto en Abengoa para pasar a ser Ceo de Atlantica Yield, permanecería al frente de la compañía.
Y lo mejor de todo es que el dinero será utilizado para
reducir la deuda de Abengoa. A cierre del primer trimestre, su endeudamiento financiero bruto era de 5.734 millones de euros, de los que 2.257 millones correspondían a deuda de sociedades mantenidas para su venta. Recuerden que la venta de Atlantica Yield es
una desinversión clave, que fue incluida en el
pacto con los acreedores (
apoyado por el 93,9%) junto a otras como la planta de cogeneración mexicana (también denominada
Tercer Tren o A3T).
Y no podemos olvidar
el juicio de los acreedores rebeldes. Es decir, del 6%, entre los que están varias aseguradoras y la corporación pública estadounidense US Exim, que no firmó el pacto de acreedores. En nombre de los rebeldes, hablamos del despacho
Garrigues y de parte del resto de acreedores, de los bufetes
Uría y Menéndez -bancos- y
Clifford Chance -bonistas-. Fue un duelo que acabó el mismo viernes 21, marcado no ya por la demencia sino incluso por la grosería. Garrigues insistía en que la venta, precisamente, de Atlantica Yield y la del Tercer Tren, no bastarían para abonar la deuda de los acreedores. Pues bien, al parecer, los hechos empiezan a desmentirle. Esta vez a Garrigues le ha salido el tiro por la culata.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com