Continuación de las aventuras de las superheroína de DC, en la que repiten las principales artífices del éxito anterior: la directora Patty Jenkins y la bellísima actriz Gal Gadot, dentro de un producto donde la espectacularidad es la protagonista y donde las escenas de acción dejan boquiabierto al público por su plasmación en imágenes y su belleza. Especial relieve tiene la primera secuencia donde asistimos a unas peculiares “olimpiadas” de las amazonas donde una pequeña Diana compite de forma valiente y, al mismo tiempo, aprende la lección más importante de su vida. Una secuencia que quita la respiración debido a la rapidez de su desarrollo y a la impecable forma en la que está rodada.

Cuidado con lo que deseas, esa podría ser la advertencia argumental de esta trepidante historia. Una nueva propuesta, tras el éxito cosechado por la cinta de 2017, cuya acción se sitúa en los años 80, donde una solitaria Diana afronta la vida añorando su pasado y la historia de amor que vivió con el simpático piloto Steve Trevor. Pero un intrigante personaje, Maxwell Lord, le hará salir de la tranquilidad y enfrentarse a la peor pesadilla cuando este individuo ambicioso se hace con la gema de los deseos y causa el caos.

La diferencia fundamental con la primera entrega es que esta nueva propuesta cuenta con más humor, sobre todo propiciado por la presencia del  personaje que encarna Chris Pine, que vuelve a interpretar al enamorado de Diana, así como por la trama emocional que contiene aciertos tanto en la historia de amor (preciosa) como en la generosidad y el sacrificio que comporta ser una heroína como Diana, empeñada en hacer un mundo mejor.

Si la banda sonora del gran compositor Hans Zimmer no tiene fisuras, tampoco el casting inmejorable donde Pedro Pascal está adecuadísimo en el papel del fullero Maswell Lord y Kristen Wiig cambia su registro habitual de comediante (es, además, una de las mejores dobladoras de películas de niños, recuerden su trabajo en Gru, mi villano favorito)  para encarnar  un personaje más “oscuro”.

Los admiradores de las dotes acrobáticas de WW84 quedarán de nuevo fascinados por lo que hace fundamentalmente con su lazo mágico, aunque su mejor arma sigue siendo su buen corazón.

Para: los aficionados a contemplar el cine en salas porque la espectacularidad de WW84 es la prueba más nítida de que una película de estas características hay que verla en una pantalla grande para disfrutarla plenamente