Franz Jägerstätter, el hombre en quien se inspira esta película, es un héroe oculto venerado, desde el año 2007, como beato y mártir por la Iglesia católica.

La famosa frase pronunciada por el papa Juan Pablo II: “El martirio del siglo XX es la coherencia”, resume perfectamente la trayectoria vital de este granjero austriaco que, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, se negó a prestar juramento a Hitler (fue el único de su pueblo) y  se convirtió en un auténtico apestado entre su gente, en el primer objetor del nacionalsocialismo, aceptando las trágicas repercusiones de esa decisión. Acusado de traición, sus únicos aliados fueron su fe inquebrantable y el amor incondicional de su esposa.

El director Terrence Malick, una “rara avis” dentro del panorama cinematográfico, continúa la senda marcada en una de sus películas anteriores, la famosa El árbol de la vida, donde incide en la aceptación de los designios divinos.

El contenido metafísico del film se plasma en cada imagen, donde se vislumbra la maravilla de la vida sencilla, de la belleza de la naturaleza, de la felicidad del hombre que vive en paz gracias a sus convicciones religiosas, que le hacen amar a sus seres queridos e, incluso, a los semejantes que le persiguen.   

En contadas ocasiones podrán contemplar una película de tan profundo contenido, dotada de una irrepetible poesía en imágenes, trabajo excepcional de Jörg Widmer, banda sonora bellísima de James Newton Howard y unas interpretaciones de matrícula de honor de August Diehl y Valerie Pachner, encarnando a la pareja protagonista.  

Como bien ha explicado el productor de la película Grant Hill: “Es una extraordinaria historia de amor imperecedera que investiga hasta dónde puede llegar la gente para defender sus creencias y ser fiel a su conciencia, y hace una pregunta difícil: ¿tienes derecho a sacrificar a las personas que amas por un bien superior?”

Evidentemente un largometraje de tres horas de duración, de ritmo lento, va dirigido a un público no mayoritario, que se cuestionará las cosas que realmente merecen la pena en la vida viendo el comportamiento de este hombre ejemplar, que se enfrentó a la ideología del odio, simplemente siguiendo lo que marcaba Iglesia a través de la encíclica "Mit brennender sorge", de Pío XI, publicada en el año 1937, que alertaba a los católicos sobre el peligro que entrañaba el nazismo.

Para: los que quieran ver una película magistral y una lección de vida impresionante.