Se lo aclaramos rápido: Vaiana no es una de las películas inolvidables de Disney pero cuenta con una animación digital extraordinaria. Inspirada en leyendas e historias orales de las islas de Oceanía, Vaiana es una adolescente aventurera, hija del jefe Motunui, que se embarca en una peligrosa misión a través del océano para salvar a su pueblo, que tiene miedo de navegar. En esta gesta le acompaña Maui, el semidiós del viento y del mar que, de alguna forma, es el responsable de la oscuridad que se cierne sobre el pueblo de Vaiana porque Maui robó  el corazón de Te Fiti, la isla madre capaz de crear vida, lo que obliga a esta chica humana y a este personaje tan controvertido a enfrentarse a Te Ka, el demonio de la tierra y el fuego. Con esta breve sinopsis se habrán hecho idea del principal problema al que se enfrenta la propuesta cinematográfica de  Walt Disney Animation Studios para estas Navidades;  parece complicado explicarle a un niño pequeño la complejidad de la existencia de un personaje que semeja a un superhéroe torpón, pero al que denominan semidiós, a lo que habría que sumar que esta película posee menos humor que otras cintas anteriores de la factoría de los sueños puesto que los dos animales compañeros de la heroína, un cerdito y un gallo, tienen poco desarrollo en el argumento. A lo que no pone ninguna pega, tan sólo alabanzas, es a la impresionante calidad técnica de la animación digital de la película, algo que se percibe claramente en la plasmación del agua, del océano, cuyo movimiento casi resulta imposible de trasladar a dibujo y que aquí se consigue de manera sobresaliente. Esta animación por ordenador se combina, en algunos momentos, con imágenes tradicionales en 2D, más en concreto en el tatuaje del Mini Maui que porta en su cuerpo el semidiós, que viene a ser un guiño al Pepito Grillo del clásico Pinocho (1940) puesto que le indica que es lo correcto en cada momento. Este dato no es el único recordatorio a filmes anteriores de Disney porque, por ejemplo, en Vaiana no hay, ni tiene peso, el elemento romántico, algo que ya percibimos en las heroínas de Frozen y el panteísmo que impera en todas las tradiciones de la Polinesia, que también recuerda a Pocahontas. Los directores de La sirenita o Aladdin, John Muskers y Ron Clements, son los responsables de esta aventura animada que se desarrolla en las islas del Pacífico. Para: Los que les gusten las películas de animación Juana Samanes