Más de suspense que de terror, el film supone un recordatorio de películas de los años 80 como Los Goonies (Richard Donner) o Cuenta conmigo (Rob Reiner), pero también del reciente y exitoso estreno, en el 2017, de It (Andy Muschietti), por eso la nostalgia se nota en cada secuencia.

Un grupo de amigos adolescentes pasan un verano aburrido hasta que empiezan a sospechar que un vecino de su barrio puede ser el responsable de una serie de asesinatos cuyas víctimas han sido chavales de su edad. De tal forma que deciden vigilar a ese individuo con el objetivo de encontrar pruebas que confirmen sus teorías. No obstante, lo que parece un simple divertimento se va haciendo peligroso a medida que se acercan a la verdad.

Anouk WhissellFrançois Simard y Yoann-Karl Whissell, también conocidos como Roadkill Superstar, son un trio de jóvenes directores de Quebec. Esta es su segunda película y está claro que rinde homenaje a los largometrajes de aventuras que les marcaron, todos ellos protagonizados por adolescentes metidos a detectives. Como en aquellos hay bicicletas, acné, una urbanización aparentemente tranquila y buena amistad, la única seña diferente es que estos chavales manifiestan sus deseos sexuales con un lenguaje bastante tosco. El intríngulis del guión estriba en que, desde el arranque, se muestra un posible culpable y dosifica bien el suspense de los acontecimientos que descubrirán si éste es inocente o culpable. Todo ello, relatado en imágenes con impactos visuales efectistas que funcionan bien en pantalla.

Se ve con mucho agrado, aunque no se puede afirmar que tenga un argumento original.

Para: los que les gusten las películas de aventuras de adolescentes