Algunos han titulado a este film "Papá, he encogido a Matt Damon" y lo desconcertante es que parece compuesta por dos películas diferentes. Paul Safranet es un ciudadano normal que sueña con una vida mejor por lo que, ante la crisis de superpoblación, decide someterse al experimento de ser reducido de tamaño. Pero las cosas no son tan fáciles como parecen ni el nuevo mundo es mejor que el que deja atrás. La parte ingeniosa de Una vida a lo grande es precisamente su arranque de ciencia ficción, con momentos curiosos, mientras que la segunda ya descubre lo que pretende el cineasta: hacer una especie de sátira donde queda patente que no es posible una sociedad perfecta mientras existan diferencias sociales. El admirado director Alexander Payne, recordado por Entre copas o Nebraska, firma esta inclasificable película donde encontrarán escenas especialmente bien planteadas, como aquella en la que el protagonista es capaz de ser consciente de lo que realmente es importante cuando asiste a un moribundo amigo, mientras que el personaje presuntamente con más valores, una vietnamita, resulta cargante por su forma de hablar. Para: Los que les gusten las películas diferentes, ésta lo es Juana Samanes