Con elementos de cine negro, entre los que se encuentra que nadie es totalmente bueno, este durísimo thriller policíaco, ambientado en la ciudad de Los Ángeles, argumenta como eje central que el peso del remordimiento puede destrozar una vida.

Erin Bell es una policía marcada por su pasado, que no puede perdonarse lo que ocurrió. Pero la vida le ha pasado factura personal y tiene graves problemas de relación con su hija adolescente. Todo vuelve a primer plano cuando el líder de una banda criminal, en la que ella se infiltró de joven, vuelve a la ciudad.

El desarrollo del film está plagado de continuos saltos temporales que, sin embargo, no impiden comprender y seguir con interés los acontecimientos que provocaron el estado anímico actual de la protagonista, que también han influido en su vida personal y en la complicada relación con su hija.

Podría haber tenido un metraje un poco más corto (dura 121 minutos) y no se hubiera resentido el resultado, del que se agradece un giro vertiginoso en el desenlace que eleva el nivel de calidad del relato cinematográfico.

La actriz Nicole Kidman, irreconocible bajo capas de maquillaje, realiza una buena actuación.

Para: apasionados del cine negro y de los thrillers en general