De argumento muy entretenido, este thriller de espionaje adapta a la gran pantalla el best seller homónimo de John Le Carré. Con un arranque muy hitchconiano, que recuerda a El hombre que sabía demasiado y la implicación de un inocente en una trama delictiva, este filme narra la peligrosa aventura en la que se ve involucrado un matrimonio británico cuando, durante unas vacaciones en Marrakech, el esposo (Gail) conoce y entabla amistad con Dima, un millonario ruso, encargado de las finanzas de la Mafia, que está dispuesto a desvelar secretos a cambio de conseguir asilo político en Reino Unido para su familia. Tras la caída del muro y del comunismo en la URSS, las películas de espionaje se transformaron porque aunque la Guerra Fría era cosa del pasado, en las siempre complicadas relaciones entre EEUU y Rusia había un elemento que no les gustaba a ninguno de los dos y ese es la Mafia rusa. En ese contexto, la película que nos ocupa resulta bastante atractiva porque analiza que los negocios ilícitos hacen extraños amigos de cama, en este caso unen a un cruel mafioso, que no quiere dejar testigos de sus blanqueos y cuentas en paraísos fiscales, y a un político corrupto de Reino Unido. La trama, que puede resultar algo increíble en algunos momentos por la implicación excesiva del ciudadano británico hacia su recientemente conocido ruso, está bien armada y por eso se visiona con agrado. En el reparto destaca la sobresaliente actuación del magnífico actor sueco Stellan Skarsgård (Millenium. Los hombres que no amaban a las mujeres, Mamma mía) y la presencia de Damien Lewis, muy conocido en tv por su participación en la serie de espías "Homeland". Para: Los que les gusten los thrillers "palomiteros" Juana Samanes