Encantadora y nostálgica película sobre el famoso dúo cómico formado por Stan Laurel y Oliver Hardy, que los rescata del pasado para las nuevas generaciones, y sirve para que recordemos la increíble vis cómica que poseían y la química que había entre ambos.

Año 1953, tras años en la cresta de la ola, Laurel y Hardy viven malos momentos profesionales e intentan reavivar su carrera cinematográfica. Con ese objetivo deciden embarcarse en una agotadora gira teatral por el país de origen de Stan, Reino Unido, en plena postguerra.   

La recreación de la época resulta fantástica y Jon S. Baird demuestra una perfección y elegancia en la forma de rodar este biopic (biografía en imágenes) que se convierte en un espectáculo muy disfrutable.

No me cabe duda que Oliver Hardy y Stan Laurel hubieran estado satisfechos de la extraordinaria actuación de John C. Reilly y Steve Coogan interpretándolos, porque no solo son capaces de “calcar” a sus personajes imitando su comicidad en sus números más populares, sino que, cuando se meten en la piel de los seres humanos que eran, siempre los encarnan con mesura y con la sensibilidad necesaria para entender que eran buenos profesionales pero, sobre todo, dos amigos de esos que se dice que son “para siempre”. Todo ello a pesar de que el film los retrata en un momento delicado de su carrera, cuando algunos ya los consideraban totalmente acabados. La caracterización de ambos también es de sobresaliente porque su parecido físico con los reales es asombroso, colaborando a que resulten creíbles cien por cien.

Deliciosa, de principio a fin, la cinta aporta informaciones valiosísimas sobre ambos como personas: Stan Laurel, a pesar de que era el tonto en los escenarios, en la vida real era el cerebro que ideaba y escribía los gags mientras que Oliver Hardy, aportaba su bondad. Igualmente, es divertidísimo volver a ser espectadores de sus gags más graciosos, del “savoir faire” que demostraban con su humor blanco. Los bailecitos en el escenario son memorables.

En lo único que la película es algo exagerada es en la descripción de la mujer de Laurel, una rusa de armas tomar. Por el contrario, es muy positiva al retratar el amor que ambas esposas profesaban a sus maridos.

Para: los que quieran pasar un rato estupendo en el cine