Esta aventura fantástica, de los estudios Disney, había despertado grandes expectativas debido a una vistosa campaña de marketing que llevaba realizándose desde hace meses. Al final, lo que encontrarán es, simplemente, una película de entretenimiento. La joven  Casey Newton es la inteligente y luchadora hija de un ingeniero de la NASA a punto de quedarse en paro tras dejar en mínimos el proyecto espacial. Un día, esta muchacha  recibe la visita de una extraña niña, Athena, quien tras confesarle que procede del futuro, le entrega un pin a través del cual Casey contempla una ciudad increíble donde tienen cabida las mentes más lúcidas de la humanidad. En su búsqueda para viajar a ese mundo de realidad paralela, Casey conocerá a Frank (George Clooney), un antiguo niño prodigio que formó parte de Tomorrowland. Esta superproducción de Disney no acaba de convencer como película de referencia a pesar de contar con unos asombrosos efectos visuales, escenas de acción de impacto (como la que transcurre en la juguetería) y un reparto encabezado por George Clooney (con evidente tirón popular). La razón estriba en que, en su intento de hacer algo novedoso, se ha descuidado la parcela más importante de cualquier película: el guión, lo que conlleva a que haya momentos argumentales confusos. Y es una pena porque si algo convence de esta película, dirigida por el magnífico director Brad Bird (Los increíbles, Ratatouille), es el optimista mensaje que encierra de que el mundo sólo puede ser de los soñadores, de aquellos que no se rinden y luchan por hacerlo mejor. En nuestro país otro gancho reside en que los escenarios exteriores de esa ciudad del futuro se rodó en el impresionante marco de las construcciones arquitectónicas que Santiago Calatrava edificó en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Para: Los que no tuvieran expectativas sobre esta película y vayan sólo a ver una cinta de entretenimiento Juana Samanes