El oscarizado director británico Danny Boyle, al que siempre hemos admirado por narrar historias originales y diferentes, se apunta a la moda de las secuelas. Aquí, se "autohomenajea" retomando la vida de los personajes de su película Trainspottting, el filme de los años 90 que mejor ha reflejado los efectos nocivos de la droga. Tras haber pasado 20 años, Mark Renton vuelve a la que considera su casa, su Edimburgo natal, y se reencuentra con  sus antiguos colegas de fechorías,  a los que dejó tirados al huir con un botín que les pertenecía a todos. En principio llega "limpio", es decir, ya no es un drogadicto porque, aparentemente, se ha reformado. Pero los hechos demostrarán que todos siguen siendo unos auténticos perdedores y que, en algunos de ellos, anida la venganza. Argumentalmente enlaza muy bien con la película original mientras contemplamos repetidos flash-back que nos sitúan sobre cómo eran las relaciones que mantenían esos cuatro amigos. Precisamente debido a su participación se ha podido contar con el reparto original: Ewan McGregor (el que se ha hecho más famoso), Ewen Bremner, Johnny Lee Miller y Robert Carlyle e, incluso, el mismo guionista  John Hodge, que ha trabajado en esta nueva historia inspirándose en las novelas Porno y Trainspotting,  de Irvine Welsh. Lo más achacable de T2 es lo obvio: que no es original porque vuelve a jugar con los mismos elementos: montaje rapidísimo, diálogos creíbles, humor negro, etc… que la primigenia, pero, al mismo tiempo, resulta menos salvaje y sórdida porque las consecuencias de esas vidas descarriadas les han pasado ya factura. Es decir, esta secuela nunca será una película de culto. Para: Recomendable para los que les marcó Trainspotting Juana Samanes