Borrón y cuenta nueva. El director J.J. Abrams ha optado, en esta séptima entrega de la saga galáctica, por la película que todos los aficionados esperaban. Es decir, se ha olvidado argumentalmente de los capítulos I, II y III y ha hecho una coherente y espectacular secuela de la trilogía original.  Han pasado un par de décadas y la Galaxia, nuevamente, se ve amenazada en su equilibrio entre el bien y el mal. El desaparecido Imperio, y los Sith, han encontrado un peligroso heredero en lo que viene a denominarse la  Primera Orden. Los integrantes de esta siniestra organización sitúan como principal amenaza al último Jedi, Luke Skywalker, en paradero desconocido desde hace años y a quien su hermana melliza, la antaño princesa y ahora general Leia, busca con ayuda de miembros de la Alianza rebelde. El director J.J. Abrams demuestra, en Star Wars: El despertar de la fuerza, que, además de inteligente, es el mayor aficionado a la saga galáctica imaginada por George Lucas porque junto con el magnífico guionista Lawrence Kasdan (coescritor de El imperio contrataca y El retorno del Jedi)  han retomado todos aquellos elementos que funcionaron en las tres primeras películas y han urdido una trama nostálgica, plagada de referencias y guiños argumentales, donde todo está perfectamente hilado y medido; las magníficas escenas de acción, la extraordinaria puesta en escena, los diálogos, los golpes de humor, el romance, todo realzado con un excelente 3D. Un relato donde encontrarán, además, acertadas sorpresas. Por tanto, en este largometraje, no encontrarán ni personajes digitalizados absurdos ni teorías panteístas liosas. También resulta correcto contar, de nuevo, con los actores que pusieron rostro a Luke Skywalker, la princesa Leia y Han Solo (Mark Hamill, Carrie Fisher y Harrison Ford) y tampoco pueden ponerse objeciones al relevo generacional de esta nueva entrega. No están nada mal los actores John Boyega y Oscar Isaac interpretando, respectivamente, a un soldado renegado del ejército de los malvados y al mejor piloto de la Alianza. No obstante lo que resulta un verdadero hallazgo, y se convierte en uno de los mayores alicientes de la película, es la joven Daisy Ridley, que encarna a Rey, una intrépida chatarrera llena de valor. Por tanto, dos horas y quince minutos de buen cine de entretenimiento que demuestra que la Fuerza, y la calidad, acompañan a este arranque de la nueva trilogía galáctica. Para: Los aficionados al cine de aventuras de calidad. Para los forofos de la trilogía original de Star Wars Juana Samanes