Spotlight era el nombre que recibía el equipo de investigación del diario Boston Globe. Compuesto por tan sólo por cuatro periodistas fueron los que destaparon los casos de pedofilia llevados a cabo por sacerdotes de la diócesis de Boston y, lo que es también grave, la connivencia de algunas autoridades eclesiásticas así como abogados de esa ciudad para  proteger a sus clérigos del sistema de justicia penal. Narrada con detalles exhaustivos, Spotlight describe los pasos llevados a cabo por los dos redactores a la búsqueda de la verdad. Mientras, el personaje interpretado por Mark Ruffalo, Michael Rezendes, se encargaba de los aspectos legales de la investigación, Rachel McAdams, metiéndose en la piel de Sacha Pfeiffer, se centró en entrevistar a las víctimas de los abusos sexuales. El relato de todo esto es mesurado porque en la dirección y guión de esta película se encuentra Tom McCarthy, un profesional que se crió dentro del seno de la Iglesia católica, que ha manifestado que tiene un gran respeto por ella: "Esta historia no trata de despotricar contra la Iglesia," sino de preguntarse: "¿Cómo pudo suceder algo así?". Porque uno de los temas que más calan de este drama es que los afectados en su infancia manifiestan, en varias ocasiones, que ese abuso era físico y espiritual, puesto que confiaban y respetaban a la persona que los llevó a cabo. A pesar de ello hay dos comentarios en la película que, a priori, resultan algo forzados.  Cuando una víctima afirma que, tras informar un abogado de la diócesis  a su madre de las vejaciones y presunta indemnización, ésta no se inmutó y siguió sirviendo galletas (que las afectadas fueran familias humildes no quiere decir que no tuvieran "entrañas" para defender a sus hijos), y cuando afirman que la comunidad católica se iba a mostrar agresiva al sacar estos casos a la luz. Algo totalmente contrario a lo que sucedió puesto que los papas, a quienes les tocó lidiar con este desagradable asunto, Benedicto XVI y Francisco, pusieron en marcha una campaña de "limpieza" como nunca antes se había conocido. Por tanto el mensaje claro de esta película es que la Iglesia, como institución, debe ser inmaculada pero también contundente si alguno de sus miembros sean clérigos, fieles o empleados de ella incurren en acciones inmorales. Para: Los que les gusten los thrillers periodísticos Juana Samanes