Muy recomendable para los aficionados a la Historia del Arte, este drama recuerda la figura del pintor naif británico L.S. Lowry, cuyas sus obras triunfaron por su personal visión del noroeste industrial de Inglaterra. Pero este drama cuenta la parte más compleja de su vida; la complicada relación que el artista mantuvo con su madre, una mujer controladora y destructiva que intentó, activamente, que su hijo dejara aparcada su vocación.

Dirigida por Adrian Noble, un prestigioso director de teatro (desde 1990 hasta el 2003 fue el Director Ejecutivo de la Royal Shakespeare Company), la película posee apariencia teatral, desde el momento que prácticamente todo el argumento se desarrolla en la casa de la familia Lowry y su fuerza radica en los diálogos entre los dos protagonistas, encarnados por los veteranos actores británicos Vanessa Redgrave y Timothy Spall, impecables en su  actuación. Unos diálogos crispantes, terribles, violentos, que nos descubren la personalidad de una mujer egoísta y egocéntrica, capaz de amargar la vida de su hijo, un vástago al que dominaba y que, inexplicablemente, le adoraba. Que esa desagradable presencia en su vida  marcó al artista se demuestra por la parte menos conocida de su obra: extraños cuadros sobre mujeres. Sin embargo, por lo que se convirtió en el pintor favorito de los británicos, a mediados del pasado siglo XX, fue por sus paisajes misteriosos despoblados, retratos melancólicos y paisajes urbanos poblados por figuras humanas a las que él se refería como Matchstick Men (los hombres cerillas), algunos de los cuales se encuentran en la Tate Gallery de Londres y en el MOMA de Nueva York.

Si tienen curiosidad por su figura, actualmente una gran colección de su obra está expuesta en The Lowry, una galería de arte especialmente diseñada para albergar sus pinturas en el Puerto de Salford.

Para: los que les guste la Historia del Arte y sean capaces de “aguantar” cómo un ser humano humilla a otro mediante la palabra.