Simpática comedia que viaja en el tiempo a la Palestina con dos personajes que intentarán salvar la Navidad.

En España no son conocidos pero los sicilianos Ficarra y Picone son un dúo italiano de cómicos tan populares en su país como en su momento Cruz y Raya lo fueron en España. Llevan desde el año 1998 haciendo reír en los escenarios pero también en televisión y cine. Precisamente, el pasado año, La Primera Navidad se convirtió en la cinta italiana más taquillera del año. Está inspirada  en la misma idea de viajes en el tiempo que la novela de Mark Twain, “Un yanqui en la corte del Rey Arturo”.

Salvo es un torpe y pícaro ladrón, especialista en robar arte religioso. Un día se empeña en apropiarse de una valiosa figura del Niño, que se expondrá en un Belén viviente que prepara con esmero el padre Valentino. Pero, tras la sustracción en la Iglesia, todo se complica cuando el sacerdote le pilla con las manos en la masa y comienza a perseguirlo. Inexplicablemente, en esa carrera, ambos aterrizarán 2000 años atrás en Palestina y a pocos días del nacimiento de Jesús.

No es la primera vez que se parodia un episodio de la vida del Redentor, la más conocida fue la irreverente La vida de Brian, pero aquí el enfoque es mucho más respetuoso y además va dirigida a todos los públicos por lo que ofrece un humor blanco. Esta comicidad se logra siguiendo los pasos de ese cura y ese ladrón que tienen que convertirse, a su pesar, en colaboradores para encontrar a los protagonistas del “Belén”, para que nada se tuerza en la Historia de la cristiandad y, de forma más egoísta, para intentar volver a su casa.

Ficarra y Picone poseen ambos una gran vis cómica y hacen un humor sencillo, con toque social, basado tanto en situaciones de slasptick (bufonadas, porrazos y caídas) como en comentarios graciosos que entenderán mejor los mayores que los pequeños. Uno de los equívocos más divertidos en cuando algunos les confunden con “los sabios que vienen de lejos” o  el locuelo momento que el rey Herodes les interroga. Aunque, sin duda, los mejores diálogos tienen lugar entre el cura y el ladrón, el primero dándole una dimensión espiritual a casi todos los hechos y el segundo ofreciendo su visión atea de los mismos. Sin tener la altura de los imaginados por Giovanni Guareschi y su Don Camilo, si posee ese espíritu la figura del cura rural que, en los peores momentos, deja la vida en manos de Dios cuando todo se pone feo.

Según describen jocosamente sus directores, han hecho esta película porque la Navidad no es la fiesta de Santa Claus sino que  celebra el cumpleaños de Jesús. Si ustedes opinan lo mismo disfrutarán con esta simpática comedia.

Para: los que quieran ver una ligera pero divertida comedia navideña.