Fue, posiblemente, el mejor tenor de los últimos tiempos, a la par que el más simpático, pero como cualquier ser humano, en la vida de Luciano Pavarotti hubo luces y sombras, y el trabajo documental que llega ahora a los cines (tan solo durante siete días de exhibición; del 10 al 16 de enero) así lo demuestra.

Doce años después de la muerte de Luciano Pavarotti, el famoso director Ron Howard (Una mente maravillosa, Apolo 13) realizó este film biográfico que reúne momentos especiales de su vida profesional, con testimonios de compañeros y entrañables amigos como Plácido Domingo y Josep Carreras, con los que compartió esa gran aventura que denominaron Los Tres tenores, con la que dieron la vuelta al mundo en conciertos multitudinarios. Pero también de su vida personal, donde queda patente su carácter afable, dicharachero y también mujeriego. Así, asombra que Howard haya conseguido que hablaran de Luciano a cámara las mujeres más importantes de su vida: su primera cónyuge, sus hijas, su amante (una compañera de profesión) y su segunda esposa, Nicoletta Mantovani, mucho más joven que él. También conocemos, de primera mano, la importante labor social y humanitaria que realizaba, sobre todo con los niños.

Evidentemente sacar a la luz datos íntimos de su vida personal agradará a los aficionados a la prensa rosa, pero lo realmente atractivo, al menos para los melómanos, será poder recuperar actuaciones estelares de su carrera, recogidas en pocos documentos audiovisuales, donde demostró, desde muy joven, que era el número uno debido a su preciosa y potente voz. Viendo este film cualquier amante de la música vuelve a emocionarse con la sentida interpretación de Pavarotti de la magistral aria final de Turandot: Nessum Dorma. Muchos han intentado igualarle pero su secreto a voces es que él sentía lo que cantaba.

Para: Los que les gustaba cómo cantaba Pavarotti y estén interesados en su figura.