La devastación de una guerra conlleva la toma de decisiones vitales, a partir de esta idea el veterano director ruso Andrei Konchalovsky dirige una de las películas más originales y desgarradoras sobre el Holocausto. Rodada en blanco y negro, e intercalando testimonios a cámara de varios protagonistas, la película centra su atención en la vida de tres personas que nada tienen que ver a cómo eran antes del conflicto. Lo contemplamos a través de las vivencias de una aristócrata rusa, Olga, internada en un campo de exterminio por ayudar a dos niños judíos; de un francés amante de la buena vida llamado Jules que se transforma en colaboracionista y de un joven alemán de clase alta, Helmut, convertido en oficial de las SS y obsesionado con encontrar el paraíso en la tierra. Como la oscarizada  El hijo de Saúl, este drama contiene imágenes difíciles de olvidar debido a su crudeza pero, a cambio, posee una profundidad, y una trascendencia en su mensaje final, que pocas veces vemos en la gran pantalla. Para: Los que les guste el cine de calidad aunque muestre la cara más cruel  de la raza humana Juana Samanes