Alberto Rodríguez, conocido por su estupendo trabajo en la serie Pocoyó, es el director de esta propuesta de animación española más que correcta. Ozzy es un despierto perro de raza Beagle que se ha criado feliz con la familia Martins. Pero su vida cambia drásticamente cuando sus dueños tienen que emprender un largo viaje y le dejan en la que suponen es la mejor residencia canina de la ciudad, llamada Blue Creek. La estupenda fachada de ese lugar es sólo eso, porque detrás de este negocio se encuentra un auténtico villano que somete a los canes a todo tipo de tropelías. El dibujo de esta película, sin tener la maestría propia de los grandes estudios de Hollywood, es "resultón" y la descripción de las personalidades de los perros resulta  muy adecuada, puesto que se acomoda al  ágil ritmo de la película. Otro acierto es que se ha contado para el doblaje con populares actores o cómicos como Dani Rovira, José Mota (sin duda el mejor doblador de películas de animación) o Michelle Jenner. El mayor problema de este filme de animación puede ser el público al que va dirigido, porque aunque a los adultos esta cómica propuesta les parecerá muy jocosa, pues supone una vuelta de tuerca muy blanca (o, si prefieren, muy perruna) de dramas carcelarios tipo Cadena Perpetua, posiblemente niños de menos de 7 años no entiendan los acontecimientos que ocurren en la prisión (con castigos incluidos), puesto que el protagonista de esta simpática aventura ingresa en un recinto donde el alcaide, y sus acólitos, hacen la vida imposible a los retenidos moradores. Lo mejor de esa convivencia obligatoria entre rejas es la amistad entre algunos de los chuchos y, por supuesto, las virtudes que estos sacan a la luz ante situaciones de peligro. Para: Mayores de 7 años que les gusten las películas de animación Juana Samanes