Visión derrotista y desmitificadora de la conquista española en América, presumiblemente inspirada en las expediciones de Lope de Aguirre y Núñez de Balboa. Once años después del estreno de Alatriste se produce una nueva colaboración entre el cineasta Agustín Díaz Yanes y el escritor Arturo Pérez Reverte. Se trata de la adaptación a la gran pantalla de un relato inédito cuyo eje es la búsqueda de la ciudad de El Dorado. Desde la primera imagen se nota la autoría de la historia de Pérez Reverte, por su tono desesperanzador, escéptico y, desde luego, por el desprecio al papel de la Iglesia en esa colonización. Porque, ningún personaje es bueno en esta trama: ni los españoles ni los indígenas, pero a quien se retrata con más saña es al sacerdote que acompaña a la expedición. Es decir, Oro incide en la famosa leyenda negra española (una propaganda elaborada por otras potencias europeas rivales que odiaban a nuestro país), aunque no ahonda en la teoría de "el buen salvaje". Oro arranca en el año 1538 cuando un grupo de soldados, con el único objetivo de lograr fama y fortuna, se embarcan en la más peligrosa de las aventuras. Bajo el mando de un capitán navarro veterano y autoritario, a quien acompaña su bella y joven mujer, la violencia y la crispación serán las notas dominantes de ese camino hacia ese enclave mítico. La cinta  describe, paso a paso, los peligros constantes a los que se enfrentan los españoles: la selva intrincada plagada de animales salvajes, las enfermedades mortales  y, sobre todo, unos pobladores hostiles. Pero lo peor son los conflictos internos derivados de la situación tensa que viven. El retrato que realiza de los soldados españoles, hombres humildes, es el de unos individuos inmorales, codiciosos y crueles. También se vislumbra en este largometraje algunas de las características propias de la filmografía de Díaz Yanes: al que le gustan los personajes duros y no esconder la sordidez. Aunque uno de sus puntos fuertes suelen ser los diálogos, en esta ocasión no acierta en esa parte del guión y resulta reiterativo al señalar que todos eran valientes y se unían ante el enemigo como una piña. La sucesión de conspiraciones, levantamientos y traiciones dentro de las propias tropas españolas se traduce en la mirada más desmitificadora de la conquista de América. O lo que es lo mismo, hay poca épica en esta historia y mucha amargura. No es aburrida en su desarrollo y la maestría de Díaz Yanes con la cámara se percibe en algunos destellos: por ejemplo, cuando rueda el asalto al poblado de caníbales que han "cazado" a una avanzadilla española. Para: Los que les guste la literatura y la cosmovisión de Arturo Pérez Reverte Juana Samanes