Se agradece mucho cuando el cine nos ofrece propuestas originales, más aún si, como en Profesor en Groenlandia, tienen además un contenido sobre las posibilidades del ser humano para ser comprensivo con sus semejantes.

En esta ocasión hablamos de un curioso experimento cinematográfico, que podríamos definir como un documental ficcionado, que obedece al deseo de su director, Samuel Collardey, de rodar en Groenlandia y sumergirse plenamente en el ritmo de sus pueblos y sus gentes que todavía viven al modo tradicional.

Se trata de una agradable película sobre un maestro danés que pide destino en un lugar recóndito de ese país y, en un principio, se siente ajeno a las costumbres del lugar para, poco a poco, conseguir integrarse, tras mostrar su interés por las personas de allí y su forma de afrontar la existencia.

Con momentos muy simpáticos, cuenta con una bellísima fotografía y supone todo un canto a la Naturaleza, a la par que el film ofrece un emocionante documento vital siguiendo los pasos del maestro en la vida real, Anders Hvidegaard, un joven con aspecto vikingo que es el protagonista de esta película, de esta especie de docudrama guionizado.

Para: interesados en conocer otras culturas lejanas y, en este caso, polares