Nací sin saber quién era mi madre, a los 21 años tuve un accidente y me quedé tetrapléjico pero seguí viviendo y, después de dejar de beber, me convertí en viñetista”. Con estas breves palabras definía su existencia John Callahan, un famoso dibujante estadounidense que nunca renunció a la vida a pesar de su minusvalía y su adicción al alcohol.

De tal forma que la última película del director Gus Van Sant, considerado el director independiente más famoso de EEUU, muy recordado por El indomable Will Huntig, es un canto a la vida. De ahí que algunos críticos hayan definido este film como todo lo contrario a Mar adentro a pesar de narrar experiencias personales similares; puesto que nuestro protagonista se quedó tetrapléjico muy joven, tras un accidente, pero optó por luchar convirtiéndose, con los años, en un viñetista famoso aunque muy polémico.

El malogrado y magnífico actor Robin Williams compró los derechos de la autobiografía de John Callahan para encarnarle, pero los retrasos sucesivos y su posterior muerte dieron lugar a que Gus Van Sant fichará para el proyecto a Joaquin Phoenix, que está impresionante.

Se trata de un biopic narrado en primera persona, donde el humor corrosivo de Callahan queda patente en cada escena. La película arrastra al espectador por los acontecimientos de la vida de este dibujante, obsesionado con descubrir quién era su madre que lo abandonó. Resulta muy graciosa cuando vemos el trabajo de Callahan (el título de la película es un chiste sobre sí mismo y los de su condición) y algo más reiterativa y pesada cuando éste se reúne con su pseudomentor en Alcohólicos Anónimos, de ideas peregrinas y discurso interminable, bien interpretado por Jonah Hill.

Una comedia dramática a contracorriente, para un público adulto, que no deja indiferente a pesar de la personalidad bastante estrambótica de Callahan.

Para: Los que les guste el director Gus Van Sant que siempre hace apuestas fuertes en sus films