¿Qué sentimientos se desatan cuando nos comunican la enfermedad terminal de un ser querido? El debutante Lino Escalera se atreve con ello en un drama realista que ha coescrito junto con Pablo Remón (Cinco metros). En el mismo sabe transmitir con verosimilitud todas las reacciones habituales que van desde la incredulidad o la no aceptación hasta el atosigamiento al enfermo por exceso de cariño. Logra expresarlo mediante la descripción de la diferente personalidad de dos hermanas que se enfrentan a la muerte de su padre, pero este largometraje también plantea de forma descarnada que es muy difícil ayudar a alguien en un duro trance si se está perdido en la vida, si se vive en un continuo escapismo y se ve negro el futuro. Por tanto, de alguna forma, No sé decir adiós es un buen retrato del hombre actual, que en demasiadas ocasiones no tiene claro el sentido de su vida. Magníficas  Natalia Poza y Lola Dueñas en sus respectivos papeles en este drama, de personajes poco empáticos, que no avanza a partir del conflicto sobre la forma de cuidar al progenitor que, por cierto, resulta desde el comienzo un individuo tan amargado como su hija mayor. Para: Los que les gusten los dramas realistas aunque sean carezcan de esperanza Juana Samanes