Esta película, de miedo hiperrealista, produce angustia en el espectador porque le introduce en una historia sobre monstruos humanos, que habitan en nuestra vida cotidiana. Tres jóvenes sin futuro de Detroit se dedican a asaltar casas. Su último objetivo es entrar a robar en el domicilio de un ciego, un antiguo soldado que recibió una gran indemnización por el atropello mortal de su hija, dinero que creen esconde en su hogar. Pero este "golpe" no resultará tan fácil como planeaban… No respires arranca de forma inquietante mostrando una figura cubierta con una capucha que arrastra un cuerpo por la carretera de una calle solitaria. Sus bien aprovechados ochenta y ocho minutos de metraje ofrecen  ciertos elementos  sórdidos y varias escenas llenas de tensión; una de las más espectaculares es la que tiene como elemento principal a un feroz perro, que el propio director ha manifestado fue una de las más difíciles de rodar. No respires explora el terror engendrado en espacios cerrados, tremendamente claustrofóbicos y, al igual que en el cine clásico negro, ofrece una galería de personajes donde nadie es bueno, por tanto reina en el argumento una gran ambigüedad moral porque no encontrarán héroes intachables, por mucho que el espectador pronto sienta empatía por la joven Rocky, una perdedora que solo aspira a lograr una vida mejor para su hermana pequeña sometida a una vida terrible por su drogadicta madre. Producida por el conocido director Sam Raimi (responsable de la archiconocida primera trilogía de Spiderman), esta película ha sido dirigida y escrita por el joven cineasta uruguayo Fede Álvarez quien, como en su anterior filme: Posesión infernal, ha contado con su habitual coguionista y amigo Rodo Sayagués, con el que tiene una gran complicidad laboral. Este thriller, eso sí, se enfrenta a una pega en el desarrollo del guión alrededor de una desaparición. Pero no les doy más datos para que ustedes la encuentren. Para: Los aficionados al buen cine de miedo que no les importe alguna escena sórdida Juana Samanes