La política estadounidense entra con descaro en el mundo del cine de la mano de esta comedia dramática pro demócrata que narra, con un humor satírico, la biografía del republicano Dick Cheney, quien se convirtió en vicepresidente de los Estados Unidos durante el mandato de George W. Bush. Este film va desgranando, paso a paso, la carrera política, no exenta de dificultades, de este burócrata de Washington y resalta también la importancia que en la misma tuvo su esposa Lynne e incluso las decisiones que adoptó tras conocer que su hija mayor era lesbiana

Con un montaje muy picado, lo que favorece un desarrollo muy ágil, la película cuenta con un guion escrito por el propio director, Adam McKay, que contiene comentarios ingeniosos y diálogos muy logrados que se justifican, porque este profesional del cine es uno de los fundadores del Upright Citizen Brigade, uno de los grupos de improvisación de comedia más famosos de los Estados Unidos. Es decir, que está fogueado en este terreno algo que ha trasmitido en esta película.

El actor Christian Bale (protagonista de la saga de El caballero oscuro), irreconocible a primera vista por su cambio físico, logra una impresionante actuación, galardonada ya con un Globo de Oro, encarnando a este silente individuo.

Un desarrollo atractivo pero maniqueo desmenuza los entresijos de la política de primera fila y sus protagonistas, no obstante, la película resulta realmente agotadora en algunos momentos por la gran cantidad de datos e imágenes que ofrece a toda velocidad. No es necesario para seguirla con interés conocer demasiado de ese periodo histórico, pero es cierto que se ve con más agrado si se tiene alguna referencia sobre quien era Cheney, sin duda el miembro más progresista del equipo de Bush, y a quien el cineasta McKay hace responsable de la guerra de Iraq, desde el momento intenta demostrar que él era el verdadero presidente en la sombra, el que tomaba las decisiones ante un Bush ignorante e incapaz. A este respecto, en el film resulta perfecta la encarnación que el versátil actor Sam Rockwell hace del expresidente.

En definitiva: retrato de lo que se denominaría un auténtico animal político, desde el momento en que describe a un individuo aparentemente mediocre que, según este film, se convirtió en el hombre con más poder del mundo durante una década. Realmente resulta interesante.

Para: los que les interese la política estadounidense. Los que opinen que el cine también es un medio de propaganda