Optimista drama con toques de comedia que describe a la familia como el mejor núcleo para afrontar los problemas por duros que éstos sean. Cualquier cinéfilo sabe quién es el actor John Krasinski, casado en la vida real con la estupenda actriz británica Emily Blunt, un intérprete que, sin ser famosísimo, es conocido por su trabajo en películas con toque cómico como Ella es el partido, No es fácil o Un lugar donde quedarse. En Los Hollar se atreve con  la dirección en una película animosa en la que también se ha reservado un papel destacado. Un artista gráfico, que vive en Nueva York  y que pasa por un mal momento profesional y personal, se ve obligado a volver a su ciudad natal cuando a su madre le diagnostican un tumor cerebral. En ese regreso no solo deberá afrontar este grave problema médico sino que ayudará al resto de los miembros de su familia a sobrellevar sus propios apuros: un padre con ansiedad debido a la bancarrota de su empresa y un hermano que la "lía" continuamente tras su divorcio. Con un desarrollo donde incluso los conflictos son amables, lo mejor de este filme es que todos los personajes que desfilan por la pantalla tienen su momento de gloria, que se lucen mucho más porque están defendidos por grandes actores veteranos y jóvenes como Anna Kendrick, Sharlto Copley o Richard Jenkins. Aunque la que está inmensa en su actuación es Margo Martindale, metiéndose en la piel de esa madre que ha sido el motor vital de una familia que se hubiera ido a pique sin ella. Con diálogos y situaciones muy graciosas, esta película consigue mantener una sonrisa durante todo su desarrollo, a pesar de que  el "cuasi perfecto" reverendo protestante de la película resulte algo cargante con su "buenismo". Para: Los que les gusten las películas que dejan un buen sabor de boca Juana Samanes