Galardonada con el premio a la mejor dirección en el pasado Festival de Cannes junto con Olivier Assayas, premiado  por Personal Shopper, el director rumano Christian Mungiu vuelve a demostrar su pulso narrativo en el género del drama como ya lo hizo en su también premiada 4 meses, 3 semanas, 2 días. Romeo Aldea es un médico que vive en Transilvania cuyo único afán es que su única hija, Eliza, salga de su país y estudie una carrera en el extranjero. Su estrategia está muy cerca de obtener el rendimiento esperado porque la chica ha obtenido una beca para Reino Unido; tan solo le queda pasar el trámite de obtener una buena nota en el examen final (una especie de selectividad). Pero, el día anterior a esa convocatoria un suceso violento amenaza con tirar todo por la borda. La coherencia en la educación entre la palabra y el hecho vertebran este drama familiar, porque el conflicto al que se enfrenta un hombre, que ha sido honesto toda la vida, es que, a la búsqueda de lo que estima mejor para su hija, es capaz de saltar las líneas rojas sobre el comportamiento ético que ha enseñado precisamente a su descendiente. La película también se detiene en las diferentes percepciones que sobre el futuro tienen padres e hijos, pero, en el fondo, lo que realmente realiza es un amargo retrato de la falta de esperanza en la que sobreviven los ciudadanos de Rumanía, totalmente desencantados y que están deseando emigrar. Una nación sumida en la miseria tras  vivir durante tres décadas bajo un férreo gobierno comunista y que no logra remontar ni económica ni moralmente. Para: Los que les interese ver cine realista y sociológico Juana Samanes