El genocidio armenio llevado a cabo por el Imperio otomano, en el año 1915, pocas veces ha sido denunciado en el cine y siempre en películas de autor, por eso asombra esta superproducción que plantea claramente, desde la primera imagen, que fue el odio religioso lo que indujo a los dirigentes turcos a una política de aniquilación total de este pueblo, debido a que eran cristianos. Es decir, aplicaron una "Solución final" treinta años antes que los nazis. La envoltura "comercial" de esta película gira alrededor de un triángulo amoroso en pleno conflicto bélico, pero este romance es lo que, a la postre, menos interesa de este relato de holocausto. En imágenes lo desarrolla a través situaciones estremecedoras que intuimos, más que contemplamos, ya que se ha intentado que las palabras expliquen algunos episodios de barbarie llevados a cabo, un ejemplo: la extracción a las embarazadas de los hijos que portaban en su vientre. Narrada de forma ágil, y con una estupenda apuesta visual, el director Terry George, muy recordado por Hotel Rwanda, ha recreado un episodio real bastante desconocido: la  resistencia de 4.000 armenios (hombres, mujeres y niños) que se negaron a morir en el desierto y se defendieron como pudieron en una zona montañosa, Musa Dagh, frente a un ejército otomano bien armado que les acorraló. A día de hoy Turquía sigue negando este genocidio. Para: Los que les interese conocer la barbarie que supuso el genocidio armenio Juana Samanes