Aunque en España no suene su nombre, la periodista neoyorkina Marie Colvin era una corresponsal de guerra muy famosa que cubrió zonas en conflicto de Sierra Leona, Timor Oriental, Kosovo, Zimbaue, Chechenia o la guerra de Siria. Pero jugarse “el pellejo”, repetidamente, le pasó factura personal y, a medida que iban pasando los años, los traumas se le fueron acumulando lo que provocó consecuencias en su vida privada, la más importante: nunca pudo ser madre, un deseo que anhelaba.

La película está basada en un artículo de la revista Vanity Fair titulado “Marie Colvin’s Private War”, escrito por Marie Brenner, que de forma pormenorizada recuerda los momentos más destacados de la carrera profesional de Marie, donde brilló por su valentía y su capacidad para solidarizarse con las víctimas. Este último apartado es el que puede dar lugar más a debate porque Marie Colvin siempre hizo unas crónicas subjetivas de todas las guerras que cubrió, decantándose claramente a favor de un bando, algunas veces de forma emocional, no analítica.

Este drama del cineasta Matthew Heineman, a pesar de ese aire claramente encomiástico hacia la figura de Colvin, resulta bastante interesante porque recuerda acontecimientos de la historia reciente y porque describe perfectamente lo complicado que resulta para estos profesionales de la información regresar a casa, después de la tensión vivida, y retomar la vida corriente. La mayoría de ellos acaban como Marie, muy tocados, después de haber sido testigos del horror, la barbarie y la muerte. De ahí este retrato de luces y sombras de esa profesional.

La actriz Rosamund Pike, que ya demostró su talento en el thriller Perdida, está magnífica metiéndose en la piel de la protagonista, una mujer torturada.

En los últimos años, los periodistas e informadores gráficos dedicados a cubrir conflictos bélicos, se han convertido en objetivos a batir, como recuerda este film o el magnífico documental de Hernán Zin, estrenado en noviembre pasado, Morir para contar. De ahí, que sea adecuado que se les rinda un merecido homenaje a esos profesionales que arriesgan la vida y creen que la pluma es más fuerte que la espada.

Para: los que les interesen los filmes sobre periodismo y los retos a los que se enfrentan los informadores.