Con el leitmotiv de "el amor lo exige todo", este melodrama traslada al cine el best seller homónimo de M.L. Stedman. La acción transcurre en una isla remota de Australia, tras la Primera Guerra Mundial, el enamorado matrimonio que habita en ella, el farero y su joven esposa, viven la tragedia de no engredar hijos vivos. Por ello, cuando naufraga en su costa una barca con un hombre muerto y un bebé deciden educarlo como si fuera de su propia sangre. Lo más atractivo de este filme, de puesta en escena muy preciosista, es el personaje que encarna Michael Fassbender, un hombre honrado, que ama a su esposa más que a él mismo y que será capaz de saltar su propio código ético por no verla sufrir. Por tanto resulta interesante el dilema moral al que se ve enfrentado. El problema de este filme de contenido romántico es que, en algunos instantes, pasa del melodrama al folletín, sobre todo cuando da breves trazos de la vida marital del hombre muerto que ha aparecido en la barca, un individuo que podría ser muy atractivo por sus convicciones pero al que se muestra, visualmente, con un halo tan "blando" que no acaba de convencer ni justificar su huida trágica. Al margen de que el personaje interpretado por Rachel Weisz, que es la esposa de este individuo en este largometraje, resulta bastante antipático. Para: Los que les gusten los best seller románticos Juana Samanes