¿Qué haríamos si un ser querido es brutalmente apaleado? Esa es la pregunta que, sin duda, se planteó el director sevillano Miguel Ángel Vivas para arrancar esta historia de la que también es guionista. Un thriller que nos hace contemplar la bajada a los infiernos de un hombre, hasta ese momento de vida ejemplar.

Afirmaba la filósofa alemana, de origen judío, Hannah Arendt que todos “somos capaces de hacer el mal, pero no es el pensamiento lo que nos lleva al mal, no son nuestras cualidades más humanas, sino más bien el no usarlas plenamente, lo que puede llevarnos a cometer crímenes horribles”. Esta reflexión viene como anillo al dedo para entender el comportamiento del protagonista de esta historia, un respetado médico, buen padre de familia quien, tras la brutal paliza a su hijo, y la ineficacia de la justicia humana, buscará venganza.

Vivas rueda en su ciudad natal este relato tan dramático como desasosegante que, ineludiblemente, plantea preguntas morales alrededor del peligro de que cualquier individuo se tome la justicia por su mano y de que la violencia produce una espiral de difícil solución.

La película que se intuye, por la puesta en escena, ha tenido un presupuesto modesto, se apoya en las buenas actuaciones de los intérpretes, José Coronado está bien en un personaje con muchas capas. Se echa de menos que estuviera algo más desarrollado el personaje de la esposa.

Para: los que les guste contemplar lo que hacen los nuevos directores españoles