En la misma  línea que el pastelón Posdata: Te quiero (Richard LaGravenese, 2007),  este drama romántico, dirigido por el veterano director italiano Giuseppe Tornatore (Cinema Paraiso, La leyenda del pianista en el océano o La mejor oferta), narra la historia de amor entre una estudiante de astrofísica, que se gana la vida como especialista de cine, y su profesor, un veterano caballero que no se resigna a abandonarla aunque les separe la muerte. Agradezco la sencillez, por esa razón me molesta que rodeen de un halo existencial, y algo pedante, un relato que no tiene demasiada enjundia. Eso sucede con este plomizo filme, que sigue las idas y venidas de una joven que no acaba de convencerse de que su amante está muerto porque éste se empeña en seguir en contacto con ella mediante emails, grabaciones y regalos que ha dejado encargados a sus conocidos. A pesar de todas estas "comunicaciones", poco se aclara del personaje fallecido (salvo que era un egocéntrico), mientras que se regodea en el remordimiento y el dolor de esta bella mujer, que Tornatore se empeña (sin demasiada justificación) en que la veamos en todo su esplendor corporal (sí, es lo que ustedes piensan)… Jeremy Irons y la bella Olga Kurylenko intentan, y no lo consiguen, que no se echen una cabezada los espectadores contemplando este relato, muy  artificial en algunos momentos. Lo mejor: la apuesta visual (maravillosas las imágenes del Lago D'Orta) y la banda sonora, responsabilidad de uno de los grandes compositores de música de cine: Ennio Morricone. Para: Los que vean todo lo que hace Tornatore, hasta las películas olvidables como ésta Juana Samanes