La clase de esgrima está basada en una historia real porque narra el duro periplo que padeció el campeón estonio de esgrima, Endel Nais. Con este drama, el director finlandés Klaus Härö denuncia el sufrimiento padecido por ese país nórdico tras su anexión forzosa a la URSS, después de la Segunda Guerra Mundial. Una muestra más de las tropelías cometidas durante el mandato de Joseph Stalin al frente de la Unión Soviética, que se tradujo en el asesinato y persecución de millones de personas. Como en maravillosas películas sobre el papel del profesor en la forja de la personalidad de sus alumnos (recuerden El club de los poetas muertos, Los chicos del coro, Hoy empieza todo etc.), La clase de esgrima nos habla de un maestro ejemplar pero, debido al trasfondo histórico por el que discurre todo el relato, todavía presenta un fresco más rico, al retratar una sociedad secuestrada por el miedo, claro ejemplo de la represión y ausencia de libertad ejercida por los regímenes comunistas durante el siglo XX, en la URSS, China o Cuba. La acción arranca cuando un misterioso viajero llega, procedente de Leningrado, a Haapsalu, una pequeña y aislada población de Estonia. Comienza a ejercer como responsable de deportes de la escuela. Aunque al principio tiene escasa empatía y dotes pedagógicas, todo cambia cuando empieza a ser consciente de que se está convirtiendo en un referente paterno para muchos de sus alumnos, que han perdido a sus padres en las sucesivas purgas llevadas a cabo por sus ocupantes. Esa admiración pronto despertará los celos del director del centro, un comisario político a las órdenes del Partido, que empieza a investigar el pasado del nuevo profesor. Narrada con mucha sensibilidad, ofrece momentos realmente emotivos. Para: Los que les guste el buen cine y quieran conocer la Historia real del comunismo Juana Samanes