Este filme independiente de factura y bajo presupuesto (fue concebido como un proyecto de fin de carrera de cuatro estudiantes de la Universidad Pompeu Fabra) lanza una mirada lúcida pero también amarga a lo que supone el Programa Erasmus. Inspirado en experiencias reales de la propia Elena Martín (directora y protagonista) y de su círculo de amigos,  de forma fresca y con cámara al hombro  nos introduce en las dificultades para integrarse en otro país, de vivir por primera vez solo con responsabilidad pero también cómo, para algunos  jóvenes inconscientes e inmaduros, lo que se presupone debe ser una estancia para estudiar en otro país y enriquecerse se traduce en la asistencia a  fiestas, donde no faltan ni la bebida ni las drogas mientras impera la promiscuidad sexual. A este respecto la película no deja nada a la imaginación y contiene imágenes muy explícitas. De tal forma que esas "vacaciones pagadas" del Erasmus, que a muchos progenitores les cuesta un verdadero sacrificio costear, se convierte para muchos estudiantes, más que en un intercambio de culturas, en un cruce de fluidos. Para: Los interesados en películas de corte realista Juana Samanes