Invierno del año 1968. Judy Garland, que en Estados Unidos vive malos momentos profesionales, viaja a Londres para dar una serie de conciertos. Su presencia causa expectación aunque su voz no es la de antaño y tampoco su estabilidad emocional. Han pasado treinta años desde el estreno de El mago de Oz. A pesar de su frágil estado mental y físico, Judy ve en estas actuaciones musicales una nueva forma de retomar las riendas de su vida y reunirse pronto con sus hijos.

Calificada como una de las grandes víctimas de las duras exigencias del “star system” de Hollywood, el biopic de Judy recuerda sus últimos días pero también, mediante flash back, sus primeros pasos en el cine a las órdenes del todopoderoso Louis B. Mayer.

Con guión de Tom Edge, artífice de la aclamada serie televisiva The Crown, Judy sigue la tónica de otras biografías en imágenes recientes como Las estrellas de cine no mueren en Liverpool o Mi semana con Marilyn o, lo que es lo mismo, recuerdan episodios significativos de esa vida, no narran toda ella. Algunos terribles como la medicación a la que la sometieron siendo adolescente para que siguiera el agotador ritmo de trabajo, los abusos sexuales que presumiblemente sufrió o el férreo control a la que la sometieron en su vida privada.

La oscarizada Renée Zellweger (recordada por la trilogía de Bridget Jones) es la encargada de dar vida a la mítica actriz, Judy Garland, y realiza una interpretación total desde el momento que ella es, incluso, la que canta los temas que se escuchan en la película, algunos tan memorables como Somewhere over the raimbow, el tema central de El mago de Oz. Igualmente, su transformación física y gestual es fabulosa, no es casual que se pasara para la preparación de este papel un año en Londres. Sin duda, su impecable actuación es lo mejor de la película, de ahí que parta como favorita al Óscar a Mejor actriz.

En el plano personal sigue siendo un drama terrible, ya que Judy, poseyendo una voz excepcional, un don maravilloso, fue un juguete roto, que solo aspiraba a cuidar, como cualquier madre de familia, a sus hijos en los momentos que era consciente del caos de su vida.

Para: los que sean mitómanos y les atraiga la figura de Judy Garland.