El analógico Mr. Bean no es pretencioso, no como algunos humoristas españoles

Tan patoso como el personaje más popular del cómico Rotwan Atkinson, “Mr. Bean”, regresa por tercera vez a la gran pantalla el agente al servicio de su majestad, Johnny English.

Tras atacar un misterioso hacker la ciberseguridad de Gran Bretaña, y hacer públicos los nombres de todos los agentes en ejercicio del MI7, a la decisiva organización de espías no le queda otro remedio que recuperar a uno de sus elementos retirados: Johnny English, para averiguar quién es el cerebro tecnológico que pretende desestabilizar al país.

Lo mejor de este film es que se trata de una comedia de humor blanco, dirigida a todos los públicos, con gags de lo más inocente que, eso sí, exigen que al espectador le guste el cómico inglés puesto que todo está pensado para su lucimiento. En esta cinta se ha puesto especial hincapié en mostrarnos la belleza de la ciudad de Londres y, en el reparto, dan la talla actrices como Emma Thomson y Olga Kurylenko (esta última en un guiño simpático pues fue “chica Bond” en Quantum of Solace)

Todo ello para argumentar una trama donde el conflicto se encuentra entre mundo analógico, que defiende English, frente al digital, lo que da lugar a situaciones bastante jocosas. Si el tema de las ingeniosas armas utilizadas por el protagonista es simpático pero nada novedoso, más original, y algo desaprovechado, es el papel de English como educador en un colegio de élite, que podría haber tenido más desarrollo en imágenes.

Para: los que quieran pasar un rato entretenido en una sesión de cine familiar