En tan solo 76 minutos, y apenas sin diálogos, el director sueco Roy Andersson ofrece su mirada personal sobre el hombre moderno y los males que le atenazan, de forma caleidoscópica. Compuesta por historias minimalistas, la película reflexiona sobre temas tan profundos como la deshumanización de la sociedad,  la violencia de género, el amor paternal, la crisis de la fe, etc... Algunos de esos breves scketches son comprensibles pero otros resultan muy opacos, será porque son suecos.

A pesar de los indudables aciertos también formales, con una fotografía fría pero descriptiva, Sobre lo infinito no es un film aconsejable para todos los paladares sino para cinéfilos arriesgados, dispuestos a contemplar propuestas novedosas.

Para: los que se atrevan con largometrajes que antaño se denominaban de arte y ensayo.