Soy médico y me gusta serlo Esta tragicomedia social francesa, que aborda los retos a los que se enfrentan los profesionales que ejercen la medicina, estuvo nominada a siete premios César (similares a los Goya españoles). Benjamín acaba de terminar la carrera de Medicina y entra como residente en el mismo departamento del hospital donde trabaja su padre en un cargo de responsabilidad. Su inmadurez e inexperiencia le llevan a cometer un grave fallo durante una guardia, falta que es apreciada por otro residente, un médico extranjero muy fiable en el ejercicio  profesional que intenta homologar su título en Francia. Muy realista desde las primeras imágenes, Hipócrates está argumentalmente muy  alejada de esas series televisivas que dedican mucho tiempo a narrar romances entre  facultativos, porque plantea temas de candente actualidad que ponen sobre el tapete asuntos donde sale a la luz la ética profesional y donde se vislumbra que el ejercicio de la Medicina siempre debe ser vocacional. Es cierto que toma una postura demasiado clara (y algo panfletaria) sobre los recortes económicos en un sector tan sensible e, incluso, sobre qué ocurre cuando la gerencia hospitalaria la ejercen profesionales ajenos al área hospitalaria, pero a su favor tiene que no se anda con "paños calientes" cuando censura la dejadez de algunos miembros de la sanidad o el corporativismo de los doctores a la hora de tapar errores médicos claramente identificables. Para: De recomendable visión para todos aquellos estudiantes que quieran dedicarse a la Medicina y también adecuada para los que les gusten los dramas con un trasfondo real Juana Samanes