Un remake correcto sobre los pesares que conlleva la vida y el triunfo profesional 

Jackson Maine es un veterano músico que descubre y se enamora de Ally, una joven cantante y compositora que está a punto de tirar la toalla en su lucha por conseguir el triunfo. Pero gracias a la ayuda de Jack, y a su propio talento, Ally se convierte en poco tiempo en una estrella emergente del mundo de la música, mientras que la carrera de Jack se va diluyendo por sus adicciones.

Reconozco mis recelos ante remakes de films que son un clásico. En el caso de Ha nacido una estrella, de la que hay tantísimas, la versión del 37 y, sobre todo, la del 54, protagonizada por Judy Garland y James Mason, son magníficas. A pesar de ello, esta nueva revisión realizada por Bradley Cooper no creo que defraude a las nuevas generaciones que desconocen las películas anteriores.

De hecho, la presencia de la famosa cantante Lady Gaga, en el papel protagonista, es el mejor reclamo de taquilla de este drama, con un importante componente musical. Su imponente voz, y los temas preciosos que defiende con pasión hacen muy recomendable su banda sonora, al igual que su actuación que es meritoria. Igualmente destacable, en esta historia de amor y los pesares que conlleva el triunfo, es que el director sea el conocido actor Bradley Cooper, que se pone también delante de la cámara. Ambos poseen química en pantalla y eso se agradece. Pero mejor no comparar con los intérpretes clásicos.

Menos acertada es la presencia en el reparto de personajes algo excéntricos, y que no aportan nada, el abuso de primeros planos y que los diálogos sean algo pobres.

Por cierto, algún amigo de Lady Gaga le debería comentar que tiene un físico más agradable cuando va mínimamente maquillada. Pero me temo que ella juega a la división de llamar la atención, cuando realmente no lo necesita porque tiene un don: una voz inigualable.

Para: especialmente de interés para los que sean admiradores de Lady Gaga. Los que no conozcan las versiones anteriores de Ha nacido una estrella