Desde Pena de muerte no habíamos contemplado en pantalla un alegato tan fuerte contra la pena de muerte. Está basado  en la novela homónima, de Chris Marnewick, quien se inspiró en las vivencias reales de un abogado defensor de condenados a muerte en Sudáfrica. La acción arranca en 1987, cuando León, un guardián de prisiones de 19 años, asesina de forma inexplicable a siete jóvenes negros. La sentencia del juicio parece inevitable: pena de muerte, pero un abogado activista pro derechos humanos,  llamado John Weber, se convertirá en el defensor de este vigilante que parece un caso perdido. Los temas que aborda este filme van desde la compasión hasta la búsqueda de la verdad hasta el final. Soberbio Steve Coogan en su papel de defensor y todo un descubrimiento el talento que manifiesta en su actuación el joven intérprete Garion Dowds, este drama sigue la estructura de películas clásicas cuyo escenario fundamental es un juicio en el que, a través de las declaraciones del acusado, entendemos el infierno que vivió ese joven desde que entró a trabajar como guardián en el corredor de la muerte. Muy dura en su desarrollo, debido a su verismo, consigue transmitir el horror y el peso que supone arrebatar la vida a otro ser humano aunque éste haya cometido acciones punibles. Para: Los que estén en contra de la pena de muerte. Los aficionados al buen suspense Juana Samanes