Heredera de las películas de espías de los años 70 y 80, esta propuesta se desmarca de ellas por sus imágenes de alto voltaje sexual, rozando lo sórdido, que podrían haberse insinuado (que es lo que hace el cine inteligente) en vez de recrearse en  ellas. Una espectacular bailarina del Bolshoi, Dominika Egorova, sufre un grave accidente en el escenario tras caer en una encerrona y, para continuar manteniendo a su madre muy enferma, es reclutada como espía asesina por su gobierno. Pero antes, y como preparación, se verá obligada a ingresar en una dura escuela de "gorriones", un siniestro lugar donde se forman agentes secretos capaces de manipular, seducir y utilizar su cuerpo sin poner límites a nada y dejando a un lado su dignidad personal. Nueva colaboración entre una de las estrellas actuales, Jennifer Lawrence, y el director con el que coincide en apellido, Francis Lawrence, con el que trabajó en la trilogía juvenil que la hizo famosa, Los juegos del hambre. Con un montaje muy dinámico, traslada a la gran pantalla el best seller de título homónimo publicado por Jason Matthews, en 2013. De argumento irregular cuenta con un arranque trepidante y prometedor, al que siguen  cuarenta y cinco minutos donde se priman escenas sexuales en la escuela de gorriones, muchas de ellas violentas, que, afortunadamente, van perdiendo peso en el último tramo de la película, donde asistimos a un enredo propio del género que desemboca en un desenlace inesperado. Es decir, la película va ganando, a medida que avanza, en interés y calidad. Para: Los admiradores de Jennifer Lawrence Juana Samanes