La nostalgia impregna este drama, una adaptación del best seller de Massimo Gramellini, editado por Destino, que está en la misma línea que la magnífica cinta española Secretos del corazón, de Montxo Armendáriz, que tenía como leitmotiv la mentira que los adultos introducían en su vida para hacer más llevadera la de los menores. La feliz infancia de Massimo se ve truncada a los nueve años por la muerte de su madre. A partir de ese momento esa pérdida, y el anhelo de su idealizada presencia, marcarán su existencia, tanto es así que, a su regreso de trabajar como corresponsal de guerra en Bosnia, tendrá unos ataques de pánico que una agradable doctora intentará resolver. El veterano director italiano Marco Bellocchio toma como eje central de este drama las repercusiones vitales que puede conllevar el fallecimiento un ser querido. Sin embargo esta película es demasiado ambiciosa en proponer otros hilos argumentales que, a la postre, no acaban de explicarse de forma correcta en el relato; es el caso de todo lo que versa sobre la figura demoniaca de Belfegor, en la que el niño se apoya en los momentos de desesperación. Todo ello narrado mediante bien introducidos flash-back. Por el contrario resultan más interesantes otras secuencias que nos hablan de la falta de empatía hacia otros seres humanos como la preparación de esa foto magistral de la madre asesinada en Sarajevo, al lado de su pequeño hijo, o la sentimental misiva que sobre la muerte de su progenitora escribe el protagonista en el diario que trabaja. Para: Los que les gusten los dramas de cine italiano Juana Samanes