Esta secuela de la excelente Expediente Warren: The Conjuring (2013), demuestra que se puede hacer cine de terror de calidad. En esta ocasión nos ofrece otro inquietante caso real al que se enfrentaron Ed y Lorraine Warren, un matrimonio católico de parapsicólogos estadounidenses, que ayudaban a la Iglesia en temas de posesiones satánicas. Una humilde familia británica, Los Hodgson, compuesta por una madre separada y sus cuatro hijos, empiezan a pasar auténtico miedo debido a fenómenos extraños que ocurren en su casa. Pronto esos sucesos  paranormales podrán en juego su vida lo que conducirá a que los responsables de la Iglesia pidan ayuda a los Warren. Este prestigioso matrimonio, compuesto por la medium Lorraine y el demonólogo Ed,  viajarán desde Estados Unidos hasta el norte de Londres para investigar e intentar devolver la paz a esos niños aterrados, especialmente a Janet, la adolescente de once años que parece ser el sujeto favorito de los espíritus. Con un dominio de cámara absoluto del director James Wan, esta entrega resulta un magnífico compendio de todos los elementos del cine de terror que hemos visto reflejado durante años en la gran pantalla pero bien filmados. Es decir, ruidos intimidatorios, golpes, juguetes que se mueven aparentemente solos, espíritus que habitan en la que consideran su casa, posesiones demoniacas donde los dominados (que se encuentran en trance) hablan lenguas extrañas con palabras obscenas etc… Todo ello reflejado con una eficacia y un talento que deslumbran a cualquier cinéfilo, porque se emplean escasos efectos digitales a favor de trucos artesanales que tienen su encanto y parecen más apropiados para una historia que se desarrolla en el año 1977. Igualmente se profundiza en  la bella historia de amor del matrimonio Warren, en su fe sin fisuras y en la personalidad de los dos miembros, incapaces de vivir el uno sin el otro. Sorprende, como en el filme anterior, el respeto de la película hacia las convicciones católicas, mostrando la seriedad con la que la Iglesia se toma todos los asuntos de posibles posesiones diabólicas que se presentan ante ella. De nuevo, y como en otros largometrajes, se advierte a los adolescentes sobre el peligro del juego de la "Ouija". Para: Los que quieran ver una película de terror seria sobre posesiones demoniacas. Está  filmada con genialidad Juana Samanes