Este thriller terrorífico se arriesga a abordar la llegada al mundo actual del Anticristo. Pero, ya les adelantamos, que no lo resuelve demasiado bien. La vida de una joven, Angela Holmes, y de sus allegados se convierte en un auténtico infierno cuando todo apunta a que es la responsable de una serie de fenómenos que causan dolor y muerte. Después de que los médicos se sientan incapaces de frenar las peligrosas actuaciones de esta joven, el mismo Vaticano, a través de un cardenal exorcista, se personará en Estados Unidos para intentar resolver el conflicto. Pronto descubrirá que se encuentran ante una fuerza satánica poderosísima. El arranque de este largometraje es interesante y ponderado, a pesar de que siempre es peligroso mezclar imágenes documentales auténticas con otras de ficción. Pero lo que en principio parece un relato de ficción serio, con cierta tensión, muy en la línea de El exorcismo de Emilie Rose (sin duda uno de los mejores y más documentados filmes sobre posesiones demoniacas), luego  deriva hacia un desarrollo enloquecido, donde se confunde absolutamente todo y en el que asistimos a todo tipo de situaciones disparatadas como un exorcismo que más parece un juego de magia. Por cierto, la chica poseída (no queremos desvelarles más spoilers) resulta siniestra pero no se queda atrás el intérprete (Peter Andersson) que encarna al cardenal Brunn. El director Mark Neveldine (Crank, Ghost Rider: Espíritu de venganza) dirige un relato escrito por Chris Morgan, guionista habitual de la saga Fast and Furious, al que sinceramente le recomendamos que  siga encargándose de escribir historias más intrascendentes. Para: Los "temerarios" que vean todas las películas sobre posesiones diabólicas hasta las fallidas como ésta Juana Samanes