Como todos los años, Pixar-Disney da el pistoletazo de salida de los estrenos navideños presentando su última propuesta de cine familiar: El viaje de Arlo. El protagonista de esta historia, que transcurre en la Prehistoria, es un amable pero torpe dinosaurio (Arlo) que se aleja de su casa, por una serie de percances naturales, y se topa con un niño salvaje, al que bautiza como Spot, que se convertirá en su mascota, el fiel compañero para regresar a su hogar. Un viaje que le servirá a Arlo para transformarse en la mejor versión de sí mismo, capaz de realizar grandes proezas a pesar de su aparente fragilidad. Con El viaje de Arlo, la respetada compañía de animación estadounidense vuelve a demostrar que siguen progresando, en cuanto a calidad técnica, porque resulta insuperable cómo están realizados los fondos (decorados, en este caso paisajes), al mismo tiempo que, en su contenido, se vuelve a apostar por un relato de amistad, donde la familia sigue siendo el principal baluarte. Desgraciadamente, la falta de originalidad del guión (que toma  elementos de Bambi, El mago de Oz, En busca del valle encantado o El libro de la selva) hacen que no podamos situar esta película entre los grandes títulos de Pixar donde las cualidades más sobresalientes eran la genialidad e innovación en sus guiones (recuerden Toy Story o Monstruos). Para: Los que quieran ir al cine con niños pequeños Juana Samanes