Este magnífico drama merece la pena ser contemplado porque recuerda uno de los capítulos más injustamente olvidados de la Historia: el genocidio armenio llevado a cabo por los turcos, durante la Primera Guerra Mundial, debido a las creencias cristianas de este pueblo. En el año 1914, todo varón armenio menor de 45 años que viviese en Turquía, fue obligado a enrolarse en el ejército o enviado a realizar trabajos forzados. Nazareth, el herrero del pueblo de Mardin, sufrirá este triste destino. Separado a la fuerza de su familia descubrirá (al cabo de casi una década) que, a pesar de la matanza perpetrada contra su pueblo, sus hijas gemelas han sobrevivido. Será entonces, y con el solo objetivo de encontrarlas, cuando inicie un largo periplo desde el desierto de Mesopotamia hasta los Estados Unidos, pasando por Cuba. El padre contiene imágenes muy duras puesto que la mayoría de los armenios murieron en el desierto debido al hambre y la sed. De tal forma que el director Fatih Akin convierte a Nazareth en un auténtico superviviente y su sacrificada epopeya por medio mundo sirve para mostrar no sólo la fuerza del pueblo armenio ante la barbarie sino para descubrir que hay ángeles y demonios en todos los lados. Esta película también detalla la diáspora que conllevó el holocausto armenio, un pueblo actualmente disperso por los cinco continentes. Con este largometraje este director concluye su trilogía sobre "El amor, la muerte y el diablo". Para: Los que quieran conocer más datos del genocidio armenio, aunque sea en un relato no documental Juana Samanes