No está nada mal que se vuelva la vista a los clásicos para narrar historias universales. Eso ha hecho con maestría el director francés Stéphane Brizé. Muchos le descubrieron en su magnífica película La ley del mercado. En Normandía, año 1819, Jeanne es una joven de la nobleza llena de sueños infantiles e inocencia cuando regresa a su hogar tras acabar sus estudios en un convento. Siguiendo las convenciones sociales se casa con un hombre pobre pero de su posición que, al poco tiempo, demuestra ser un individuo incapaz de serle fiel. Drama de época encomiable que adapta con bastante fidelidad y acierto una de las mejores novelas del escritor francés Guy de Mauppasant. Como indica el título original de la película (que es Une vie), narra la vida de una mujer a quien la existencia le deparará no pocos sinsabores tras un matrimonio desafortunado debido a la naturaleza mujeriega y mentirosa del esposo. Brizé retrata de forma realista a esta mujer atormentada por el desamor y opta por mostrar los momentos bellos de su vida mediante poéticos flash back bien introducidos. Aunque se toma su tiempo en algunas escenas, consigue captar el interés al mostrar la miseria a la que puede llegar el ser humano pero también la grandeza, que en esta película deja claro puede encontrarse entre las clases más desfavorecidas. Uno de los aciertos de este drama, y que recuerda a las grandes películas de cine clásico, es  la elegancia al mostrar en imágenes, con elipsis,  los momentos más sórdidos. Algo que demuestra que se puede contar todo en el cine sin recurrir a la crudeza de imágenes de la que abusan tantos cineastas. Para: Los que les gusten los dramas de época de calidad basados en clásicos de la literatura Juana Samanes