Cuando no han pasado ni seis meses desde el estreno en España de Churchill, dirigida por Jonathan Teplitzky, que recordaba la posición del político británico cuatro días antes del desembarco de Normandía, se estrena otro acercamiento a este prohombre, El instante más oscuro, que se centra en las  primeras semanas de Churchill como primer ministro, al principio de la Segunda Guerra Mundial, y las decisivas y dramáticas elecciones que tuvo que afrontar. Como en la mencionada película de Teplitzky, esta aproximación también describe las luces y las sombras de Churchill: su afición a la bebida, el maltrato a sus inferiores, las relaciones con su esposa, etc…sin dejar de lado su inteligencia, su visión de estadista y su fantástica oratoria. La diferencia fundamental entre ambas propuestas es que la de Wright contiene momentos más emotivos y patrióticos (la escena en el metro donde Churchill charla con los ciudadanos de a pie es una auténtica genialidad) y aborda de forma interesante las conspiraciones políticas con las que tuvo que bregar este líder. En cuanto a los intérpretes que se meten en la piel de Churchill, personalmente me agradaba más el escocés Brian Cox que Gary Oldman en esta película, a pesar de que éste acaba de conseguir el Globo de Oro a mejor actor dramático y tuvo que soportar horas y horas de maquillaje e implantación de prótesis para caracterizarse, debido a la palpable diferencia fisonómica entre el actor y la fisonomía del político. Lo que borda Oldman es la fuerza que aportaba a los discursos Churchill. La poderosa banda sonora responsabilidad de Dario Marianelli  (habitual compositor de Wright con el que contó en filmes como Expiación), una puesta en escena perfecta y, en general, lo que es una producción cuidada británica son algunas características meritorias de este filme, muy apropiado para los aficionados al cine histórico, a pesar de que en su desarrollo haya algunas bajadas de ritmo e interés a mitad de metraje.   Para: Los que les guste el cine británico de calidad  Juana Samanes