Como es la tónica habitual en las obras del director Paul Thomas Anderson no puede decirse que El hilo invisible sea una película sencilla pero sí que resulta un espectáculo fascinante sobre la dificultad de convivir con un genio. Con ella nos sumerge en el mundo de la alta costura, gracias a un personaje inspirado en la compleja figura del diseñador español Cristóbal Balenciaga. En el Londres de los años 50 triunfa entre la clase privilegiada un genial modisto, Reynolds Woodcock, quien, ayudado por su antipática hermana Cyril, ha llegado a la cumbre del éxito, ya que viste  a la realeza, a  estrellas de cine y damas de alta alcurnia. Su vida, perfectamente planificada y centrada en el mundo de la costura, experimenta un vuelco cuando se siente atraído por Alma, una camarera, inmigrante de Europa del Este, una joven que por su amor no duda en dejarlo todo. Con una narrativa atrayente, que se apoya en una forma de filmar personalísima, donde abundan los travelling rodados con cámara en mano, Anderson consigue intrigar desde la primera escena a pesar de la nula simpatía que despiertan  tanto el protagonista, un hombre perfeccionista y egocéntrico, como su hermana, una mujer tremendamente fría y pragmática. A partir de aquí la historia tiene elementos de relato gótico; si el propio director ha confesado que se inspiró en Rebeca, el relato de Daphne du Maurier llevado al cine por Alfred Hitchcock, también se asemejan porque ambas contienen una historia de amor. La de El hilo invisible es enfermiza. Espectáculo visual  de matrícula de honor donde se muestran las consecuencias de lo que puede suponer una obsesión no controlada, en este caso  la excelencia en el trabajo. Segunda colaboración entre Anderson y el magistral actor Daniel Day Lewis (la primera fue en Pozos de ambición), el título español de la película El hilo invisible hace alusión, entre otras cuestiones, a ese lazo que une al modisto con la de las mujeres que le han inspirado en la creación de su obra: primero su madre, luego su hermana e, indefectiblemente, Alma, esa aparente chica sencilla que acaba convirtiéndose en su musa. Para: Los que les interese el cine de Paul Thomas Anderson Juana Samanes