Ben Affleck, en una de las mejores actuaciones de su carrera, encarna a un poco empático genio de las matemáticas que, bajo la tapadera de una gestoría de un pequeño pueblo, trabaja como contable autónomo para algunas de las organizaciones criminales más peligrosas del mundo. Precisamente, cuando el Departamento del Tesoro empieza a investigar quién está detrás de las cuentas de esos oscuros clientes, este peculiar profesional se hace cargo de una empresa legal: una sociedad de robótica en la que una becaria (Anna Kendrick) ha descubierto una discrepancia que asciende a varios millones de dólares. A medida que Christian va examinando los libros de contabilidad, y aproximándose a la veracidad de esas pérdidas, empiezan a aumentar los muertos a su alrededor. El contable tiene un argumento complicado porque mezcla diferentes subtramas, tanto humanas como de suspense, que van enredando el argumento. No obstante, los hechos que narra, las resolutivas escenas de acción (algunas violentas) que contiene y, sobre todo, la personalidad del este antihéroe, componen un conjunto tan atractivo que logra que se siga con interés este galimatías en el nadie es quien parece ser. Más aún, incluso puede llegar a agradar a aquellos que les gusten las tramas financieras porque lo que presenta también El contable son maniobras propias de los especuladores para disfrazar la cuenta de resultados. Para: Los que les gusten los thrillers de acción originales aunque tengan tramas enrevesadas Juana Samanes