La acción en este drama criminal nos sitúa en Nueva York, en el invierno de 1981, un año especialmente conflictivo que se recuerda como uno de los más violentos de la historia de la ciudad de los rascacielos. En ese ambiente enrarecido, donde los  delincuentes campan a sus anchas, Abel Morales, un joven empresario de transporte de derivados del petróleo, que empezó desde abajo, intenta llevar con honradez su pequeño imperio. No lo tiene fácil, sus conductores son amenazados y reciben palizas para robarles el combustible que transportan, porque en el sector reina la corrupción. Ante esta grave situación hasta su mujer (que es la hija de un antiguo mafioso) presiona a Abel para que lleve el negocio de otra forma…

El director J. C. Chandor que impresionó hace cuatro con su ópera prima, Margin call, en la que dramatizaba sobre cómo un grupo de tiburones financieros eran los responsables de la crisis económica mundial actual, vuelve a asombrarnos favorablemente con El año más violento. Eso sí, es más sencilla argumentalmente que Margin Call que, al abordar el mundo financiero, daba por supuesto que los espectadores conocían conceptos económicos sólo entendibles por unos pocos.

El año más violento no es sobre la Mafia pero sí refleja los elementos mafiosos que se mueven en los negocios. De tal forma que muestra la imagen de un mundo cruel donde los hombres honrados, las buenas personas, son los vulnerables y tienen todas las de perder. Un retrato que, desgraciadamente, resulta creíble.

Para: Los que quieran contemplar un drama criminal bien narrado